Como ya comentábamos antes de las elecciones había y sigue habiendo una gran proporción de población desencantada con la clase política que tiene el poder en los últimos años. Los resultados de las elecciones lo han demostrado de dos maneras: con la aparición del Podemos, por una parte, y con el alto grado de abstención por otra.
De los resultados de las elecciones podemos sacar, además, otra conclusión. La más importante, desde mi punto de vista, es el aumento del voto hacia partidos de extrema derecha, populistas y partidarios de la salida del euro y la ruptura de la Unión Europea. En definitiva un resurgimiento de los nacionalismos, de los populismos, y en muchos casos de la xenofobia.
Una primera explicación de estos resultados reside en la política seguida desde Bruselas bajo el mando del gobierno alemán. Claramente la política de la Unión Europea no ha estado diseñada buscando los intereses de la mayoría. El objetivo del Banco Central Europeo, única institución, con algún poder, al menos formal, en la Unión Europea sigue siendo el control de la inflación pero no la búsqueda del crecimiento, la solución de los problemas de la deuda soberana, el control del tipo de cambio del euro a favor de la mayoría de los países europeos y no solo de Alemania, el aumento del crédito para las empresas y ciudadanos, entre otros.